«Cuando los amigos se van, dejan un vacío inmenso en el alma y el corazón. La partida de Nancy Refusta nos deja con la desesperanza de no poder volver a compartir momentos con ella, de no sentir su cálido abrazo, de no escuchar el sonido de su hermosa sonrisa, de no recibir la afectuosidad de sus palabras. Dios se ha llevado al ser más noble que teníamos entre nosotros. Me siento afortunada de que la vida me haya dado la oportunidad de conocerla, de compartir con ella nuestra pasión por el atletismo. Su ausencia será difícil de superar, especialmente porque siempre contábamos con sus palabras de ánimo y sus consejos acertados. Nancy, fuiste una guerrera hasta el final. Tu legado permanecerá entre nosotros, y siempre te recordaremos con amor y gratitud. Descansa en paz, amiga querida.»

 

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